El “iPhone” de 2.137 años fue descubierto por arqueólogos mientras excavaban la antigua tumba de una mujer en la región siberiana de Rusia

El “iPhone” de 2.137 años fue descubierto por arqueólogos mientras excavaban la antigua tumba de una mujer en la región siberiana de Rusia.

En 2019, mientras investigaba en un lugar conocido como “La Atlántida de Rusia”, un equipo arqueológico descubrió un tipo de accesorio antiguo y elegante con una forma y tamaño que se adapta a la palma de la mano, casi similar al iPhone de Apple.

El “iPhone” fue encontrado en la tumba de una mujer en la región de Siberia, Rusia.

El accesorio de 2.137 años de antigüedad fue encontrado dentro de la tumba de una mujer. Es rectangular, de tamaño 18x9cm, fabricado en un material gris-negro. La placa está tachonada de brillantes piedras semipreciosas como turquesa, rubíes y nácar.

Por eso los arqueólogos llaman en broma a este artefacto “iPhone”. Y su dueña, la mujer que descansaba en el mausoleo, se llamaba “Natasha”.

El dueño del antiguo accesorio se llama “Natasha”.

Por supuesto, no es posible que el iPhone apareciera hace miles de años, porque el primer iPhone se lanzó en 2007. Lo más probable es que el objeto de arriba sea una hebilla de cinturón que se usaba en los cinturones de las mujeres en ese momento.

“El entierro de Natasha con un ‘iPhone’ de la era Hun es una de las cosas más interesantes de este sitio”, dijo el Dr. Pavel Leus, uno del equipo arqueológico.

Las monedas Wu Shu (un tipo de moneda china producida durante la dinastía Han) adheridas al cinturón ayudaron a los expertos a determinar que databan de hace 2.137 años. Junto al mausoleo de “Natasha” también se encontró la tumba de un curtidor.

El lugar donde se encontró el “iPhone” fue en el cementerio Ala-Tey en la República de Tuva (un sujeto federal ruso), en la frontera con Mongolia. Este lugar recibe el nombre de “La Atlántida de Rusia” porque se encuentra en el fondo de Sayan, un gran embalse creado por el funcionamiento de la central hidroeléctrica Sayano-Shushenskaya.

En verano, cuando el agua retrocede durante algunas semanas, los científicos pueden aprovecharlo para acceder a numerosos tesoros desde la Edad del Bronce hasta la época de Genghis Khan.