Descubriendo la historia oculta de una familia del siglo XVIII: La notable conservación de las Momias de Cádiz

May 25, 2024

Encontrado en una caja en una iglesia en la ciudad húngara de Vác, y analizado en 2015, los restos de más de 200 años pueden representar un hito en la ciencia.

Una antigua iglesia dominicana fue descubierta en 1994 en la ciudad húngara de Vác. Al abrir la mayoría de las cajas dentro del sitio sagrado, los expertos quedaron atónitos al encontrar los restos perfectamente conservados de 265 individuos.

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Fueron puestos en orden cronológico por muestreos. Además, las momias fueron afectadas por una enfermedad que, para la época, usada tos para que mueran.

La llamada “tuberculosis bacillus” fue solo descubierta por el investigador Robert Koch en 1882. Esta enfermedad es causada por el bacterium Mycobacterium tuberculosis y afecta los pulmones, causando problemas de tos, fiebre y dolor. Sin embargo, la gente en el siglo XVIII no sabía su causa.

Una tercera parte de las individuos así decidido por la enfermedad, sin conocer la exacta razón. Se sugiere que el 90% de las momias fueron afectadas por tuberculosis, incluso los pacientes no sabían cuando se enfermaron.

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Y, ya que los reyes fueron en excelente estado de conservación, esto permitió a los científicos hacer un muy importante descubrimiento para la ciencia: Podría ser posible obtener la evolución de la enfermedad sobre los siglos.

La tuberculosis afectó a una entera familia del siglo XVIII, la cual fue descubierta entre las momias en el lugar.

Ellos eran los Hausmanns: Allí estaba el orden hermana, Terézia Hausmann, quien murió a la edad de 28, el 27 de diciembre de 1797; y también estaba la momia de su madre, cuyo nombre se desconoce; y la hermana menor, Bárbara Hausmann, quien Terézia se encargó de.

La tercera, sin embargo, murió de tuberculosis. Terézia, de 4 años de edad, falleció después de tomar cuidado y cuidando de su madre y hermana.

Lo que fue muy útil, sin embargo, es que las muertes ocurrieron a tiempo para el uso de antibióticos, lo que significa que la bacteria había sido ya desarrollada por esas drogas.

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El experto en antropología, Ilídikó Szikossy, del Museo Nacional de Historia de Hungría, describió el descubrimiento de la nueva patología en el artículo “nuevos datos de investigaciones médicas, que pueden ser usados por médicos”.

En una entrevista, el especialista también dijo que en ese momento había varias cepas de la enfermedad, que coexistieron al mismo tiempo. Cuando analizaron el ADN de las momias, encontraron ramificaciones que originaron en el Imperio Romano. Solo Terézia Hausmann’s mummy, por ejemplo, tenía dos diferentes tipos de tuberculosis bacteriana.

El descubrimiento fue publicado en la revista científica Nature Communications. “Fue fascinante ver las similitudes entre las secuencias de la tuberculosis que recuperamos y las de un sitio de enterramiento similar en Alemania”, comentó en un comunicado, Mark Pallen, profesor de Microbiología Médica en la Escuela Médica de Warwick, en el Reino Unido.

A pesar de la coincidencia de los resultados, los residentes de Vác no respondieron a la marcha del médico. Por razones culturales, fueron a la Iglesia de Hungría y colocaron varias botellas de importancia importante allí. Hasta 1838, la Iglesia estaba completamente cerrada.

Las pequeñas cápsulas, sin embargo, fueron salvadas por la lluvia. Sin embargo, el deterioro del lugar de la placa, que varía entre 8 y 11 grados centígrados, y su alta humedad del 90%, permitieron forzar un potencial microbicida.

También pudo haber ayudado a eliminar los restos de la comida en el fondo del cofre, absorbidos por los fluidos, y el potencial antimicrobiano de las piedras en la parte superior del cofre. Los interiores fueron casi intactos, permitiendo el seguimiento de la propagación de la tuberculosis bacteriana.

Las momias fueron transferidas al Museo Nacional de Historia de Hungría. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, la enfermedad que las mató todavía mata a 4.500 personas cada día en el mundo, según datos de 2019.

La respuesta a nuevos tratamientos contra la tuberculosis puede estar en la paleomicrobiología, la fascinante historia de cómo los microbios actuaron en el pasado.