¿El Museo de Londres exhibió insectos gigantes en 1890? Un misterio de la era victoriana

March 21, 2025

A fines del siglo XIX, Londres se había convertido en un centro global de cultura y ciencia. Una de sus atracciones más fascinantes fue el Museo de Historia Natural, hogar de vastas colecciones de especímenes animales, muestras de plantas y fósiles. Entre los imponentes esqueletos de dinosaurios y la taxidermia exótica, una exhibición particular dejó a los visitantes con asombro: modelos de insectos gigantes. Pero, ¿por qué se crearon estas réplicas de insectos masivas, y se basaron en descubrimientos reales o puramente en productos de imaginación?

El siglo XIX vio avances tremendos en las ciencias naturales. Charles Darwin había publicado Sobre el origen de las especies (1859), cambiando la forma en que los humanos entendieron la evolución y la biología. Los museos no eran solo lugares de exposición, sino también centros de investigación, donde los científicos buscaron explicar los misterios del mundo natural.

Entomología, el estudio de los insectos, también estaba ganando importancia. Sin embargo, debido a su pequeño tamaño, estudiar insectos fue un desafío. Aquí es donde los modelos ampliados se volvieron útiles, ayudando a los científicos y al público a observar detalles intrincados de otro modo invisibles a simple vista.

Los modelos de insectos gigantes en el museo fueron hechos meticulosamente elaborados con madera, metal, papel maché y cera de abejas. Algunos de los modelos más notables incluyen:

Hércules Beetle (Dynastes Hercules): generalmente no más de 17 cm en la vida real, esta modelo de museo tenía casi 2 metros de altura, mostrando sus cuernos masivos con detalles impresionantes.

Dragón antigua (Meganeura): esta libélula prehistórica, que vivía durante el período carbonífero, tenía una envergadura de hasta 70 cm, pero el modelo del museo tenía más de 3 metros de ancho.

Hormiga gigante (Formicidae): una hormiga guerrera fue reconstruida con mandíbulas afiladas y un cuerpo blindado, que se asemeja a algo de una pesadilla.

Educación: ayudaron al público a comprender la anatomía y la biología de los insectos.

Investigación científica: los científicos usaron los modelos para estudiar estructuras de insectos con mayor detalle.

Choque y asombro: en una era sin televisión o internet, estos insectos de gran tamaño causaron una impresión duradera en los visitantes.

Algunos entusiastas de la era victoriana creían que los insectos gigantes habían recorrido la tierra, o incluso existían en territorios inexplorados. Esta idea fue alimentada por novelas de aventuras populares y sensacionalismo del periódico.

Aunque los insectos de hoy son pequeños, la Tierra prehistórica organizó algunos artrópodos verdaderamente enormes:

Durante el período carbonífero (hace unos 300 millones de años), los niveles de oxígeno de la Tierra fueron significativamente más altos (~ 35% en comparación con el 21% de hoy). Esto permitió que los insectos crecieran mucho más grandes que sus homólogos modernos.

Meganeura, un antepasado de las libélulas de hoy, tenía una envergadura de hasta 70 cm, casi tan grande como una gaviota.

Arthropleura, un artrópodo gigante similar a un milpiés, creció hasta 2.5 metros de largo.

Sin embargo, debido a las condiciones atmosféricas modernas y las limitaciones fisiológicas, los insectos hoy en día no pueden alcanzar tamaños extremos.

Aunque estas exhibiciones de insectos gigantes victorianos han desaparecido en gran medida, su influencia continúa en la cultura pop:

Literatura y periodismo: los periódicos del siglo XIX se informaron con frecuencia sobre “criaturas gigantes” supuestamente descubiertas en colonias británicas como India, África y América del Sur.

Cine – películas como ¡A ellos! (1954), Soldados de naves espaciales (1997) y Rey Kong (1933) se han inspirado en la idea de insectos y criaturas de gran tamaño.

Videojuegos y cómics: los insectos gigantes aparecen en juegos como Polvillo radiactivo y Resident Evil y en manga/anime como Ataque contra Titán.

La exhibición de insectos gigantes en el Museo de Londres en 1890 fue una fascinante mezcla de ciencia y arte. Si bien no se basan en criaturas vivas reales, estos modelos jugaron un papel esencial en la educación del público y provocando curiosidad sobre el mundo natural.

Aunque los museos modernos ya no muestran insectos tan grandes, la idea de los artrópodos gigantes continúa prosperando en libros, películas y discusiones científicas.