Fundación oculta de Venecia: un bosque hundido que tiene 1500 años de historia
Desde su fundación legendaria en el año 421 dC, Venecia se ha mantenido en una base inusual: millones de troncos de madera enterrados en el fondo de arcilla de su laguna. Lejos de materiales de construcción convencionales como el acero o el concreto, los antiguos venecianos se convirtieron en madera, principalmente alisador, debido a su resistencia en ambientes húmedos y su capacidad para resistir la pudrición en contacto con el agua. Las maderas como el roble y el pino también se usaron en menor medida, todos obtenidos de exuberantes bosques despejados en el noreste de Italia y varias regiones de Europa Central.
Bajo el agua salada de la laguna, estos troncos han sufrido un proceso de mineralización a lo largo de los siglos. Privado de oxígeno y expuesto a los minerales circundantes, las fibras de madera se han endurecido a una consistencia casi petrificada, similar a la piedra. Este fenómeno natural ha permitido que las bases de Venecia permanezcan firmes durante más de 1,500 años, desafiando los movimientos de tiempo y terreno.
La magnitud de esta hazaña arquitectónica es asombrosa. Por ejemplo, el imponente Campanile de San Marcos, uno de los símbolos de la ciudad, es apoyado por aproximadamente 100,000 pilas de madera, cada una meticulosamente conducida al fondo del mar. Aún más impresionante es la Basílica Di Santa Maria Della Salute, construida en el siglo XVII en agradecimiento por el final de una epidemia devastadora de la peste. Se utilizaron más de un millón de registros para su base, proporcionando un apoyo firme para su estructura de mármol blanco y su majestuosas cúpulas.
Los antiguos constructores venecianos emplearon métodos ingeniosos para conducir estas pilas a la cama de la laguna. Los troncos, de aproximadamente tres metros de largo, fueron martillados uno tras otro hasta que alcanzaron una profundidad suficiente para consolidar el terreno inestable. Luego se colocaron tablones cruzados y capas de piedra caliza para distribuir el peso de los edificios de manera uniforme.
Este bosque sumergido, con pilas espaciadas a solo medio metro de distancia, todavía contiene Venecia a 1.6 metros debajo de la línea de flotación. Gracias a esta ingeniería medieval, la ciudad ha resistido el ataque del mar y el paso del tiempo durante siglos. Sin embargo, hoy, Venecia enfrenta nuevos desafíos, como el aumento de los niveles de agua y el hundimiento, lo que ha provocado la creación de proyectos modernos como el sistema Mose, diseñado para proteger a la ciudad de las inundaciones.
A pesar de estos desafíos, Venecia sigue siendo un testimonio vivo del dominio arquitectónico de la Edad Media y el ingenio humano para adaptarse a los entornos más extremos. Su legado, anclado en un bosque sumergido, continúa sorprendiendo al mundo con su belleza y resistencia.
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