Huellas de 115.000 años de antigüedad halladas en el desierto de Arabia reescriben la historia de los primeros humanos
Los arqueólogos han descubierto huellas humanas antiguas en el norte de Arabia Saudita que podrían reescribir nuestra comprensión de las primeras migraciones humanas. Descubiertas en 2017 en un yacimiento conocido como Alathar, en el desierto de Nefud, se cree que estas huellas tienen 115.000 años, lo que las convierte en las huellas humanas más antiguas jamás encontradas en la península Arábiga. Conservadas en el lecho de un antiguo lago, revelan una visión poco común de un momento fugaz en las vidas del Homo sapiens que se desplazaba por un paisaje cambiante.
El sitio también contenía cientos de huellas de animales, lo que sugiere que fue un centro vital para la vida durante un período templado en la historia de la Tierra. Los lagos de agua dulce como Alathar proporcionaban recursos críticos para los humanos y los animales migratorios, creando corredores naturales que moldeaban sus viajes.
¿Cómo sobrevivieron estas huellas durante 115.000 años?
La conservación de huellas de más de cien milenios requiere condiciones extraordinarias. Los estudios sobre huellas modernas en el barro revelan que se degradan en cuestión de días, pero que permanecen intactas. Capas de sedimento cubrieron las huellas poco después de que se formaran, protegiéndolas de la erosión y preservando detalles intrincados que brindan información valiosa para los científicos.
Lo que hace que estos hallazgos sean aún más convincentes es su claro vínculo con el Homo sapiens. Los arqueólogos observaron que los neandertales, otra especie humana primitiva, estaban ausentes de esta región durante la época en que se crearon las huellas. Además, el tamaño y la forma de las huellas coinciden con las de los primeros humanos modernos, lo que constituye un argumento sólido a favor de su origen.
Una ruta migratoria prehistórica
El lecho del lago Alathar probablemente formaba parte de una ruta migratoria que se extendía por la península arábiga durante el último período interglacial. A medida que el clima cambiaba, los lagos temporales de agua dulce se convirtieron en escalas esenciales tanto para los humanos como para los animales. Esta región puede haber servido como un breve refugio para los primeros humanos antes de que las condiciones más duras los obligaran a continuar su viaje.
Curiosamente, el yacimiento carece de evidencias de actividad humana prolongada. No se encontraron herramientas ni señales de caza, lo que sugiere que los primeros Homo sapiens visitaron el lago brevemente para reponer sus reservas de agua. Su fugaz presencia queda plasmada en estas huellas, que ahora sirven como una rara instantánea de la vida prehistórica.
El descubrimiento de las huellas de Alathar ofrece más que una simple evidencia de la migración humana antigua: proporciona una conexión tangible con nuestros antepasados. Estas huellas cuentan la historia de la resiliencia y la adaptación a medida que los humanos se adentraban en entornos difíciles.
Las huellas, preservadas gracias a unas condiciones geológicas únicas, demuestran que incluso los rastros más efímeros pueden perdurar en el tiempo. Este extraordinario hallazgo no solo profundiza nuestra comprensión de la historia humana, sino que también destaca el papel fundamental de los paisajes naturales en la configuración de nuestro pasado.
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