La chica de los años 20 que desafía el tiempo en las enigmáticas catacumbas de Palermo.
Rosalía Lombardo, una niña que sucumbió a la peymopía en 1920, ha desafiado el paso del tiempo de una manera que ayuda a desconcertar y cautivar al mundo. Gracias a las extraordinarias habilidades de embalsamamiento de Alfredo Salafia, su esbelto cuerpo permanece notablemente conservado casi un siglo después, lo que le valió el sobrenombre de “La Bella Durmiente”.
Ubicado en las Catacumbas de los Capuchinos en Palermo, Italia, el cuerpo de Rosalía es un testimonio de la experiencia incomparable de Salafia. Sus rasgos delicados, completos con un mechón de cabello rubio atado con un lazo de seda, parecen casi reales. Incluso las radiografías han revelado la conservación de sus órganos internos, una hazaña comparable en el ámbito del embalsamamiento.
Pero no es sólo la preservación física de Rosalía lo que ha alimentado la fascinación. Innumerables visitantes han jurado presenciar sus párpados aleteando, creando una espeluznante ilusión de vida. Este fenómeno, atribuido en ocasiones a causas superficiales, ha encontrado una explicación más científica.
Dario Piombipo-Mascali, el curador de las catacumbas de Capuchi, descubrió que los cambios de temperatura y luz dentro de la cripta hacían que los párpados de Rosalía parecieran abrirse y cerrarse. Esta ilusión óptica, causada por el ángulo de luz que incide sobre su rostro, creó el efecto fascinante que había cautivado a tantos.
Sin embargo, la investigación de Piombio-Mascali arrojó un descubrimiento aún más significativo: la fórmula secreta utilizada por Alfredo Salafia para lograr tan extraordinaria conservación. Al analizar las notas de Salafia, el curador descubrió un proceso meticuloso que involucra una combinación de formaldehído, sales de zipc, alcohol, ácido salicílico y glicerol. Cada ingrediente jugó un papel crucial en la prevención de la descomposición, la desecación y el crecimiento bacteriano.
Rosalía Lombardo es un testimonio de la intersección del arte y la ciencia. Su historia es un recordatorio del deseo humano emergente de desafiar la mortalidad y preservar la memoria de los seres queridos. Si bien el misterio de sus ojos aparentemente parpadeantes ha sido resuelto, la maravilla de su preservación contribuye a inspirar asombro y asombro.
Un equipo de investigadores realiza una radiografía del cuerpo de Rosalía. Crédito de la foto: Nat Geo.
La radiografía de Rosalía muestra su cerebro y su hígado intactos. La rejilla es del ataúd debajo del cuerpo. Crédito de la foto: Owlcatioп
Esta radiografía muestra claramente los brazos y los pies de Rosalía. Crédito de la foto: Owlcatioп
Crédito de la foto: υпkпowп
Crédito de la foto: losaпgeles1947
Crédito de la foto: Plapéte Aïmale.
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