Misterio oscuro dentro del templo: La batalla sagrada entre Kukulkán y Quetzalcóatl

July 11, 2024

Dentro del corazón del templo, el equipo descubrió una cámara gráfica dominada por un altar intrincadamente tallado. El altar, una obra maestra del arte artístico, estaba hecho de un solo bloque macizo y estaba adornado con glifos y bajorrelieves. Su centro representaba una escena impactante: Kυkυlkaп siendo apuñalado b y Qυetzalcoatl, retratado con impresionante detalle, mostrando la expresión de dolor y determinación de Qυetzalcoatl.

Eliapa especuló en su diario: “Esta descripción es impactante. ¿Podría ser que Qυetzalcoatl y Kυkυlkaп fueran la misma deidad como se pensaba anteriormente? Esta imagen sugiere un profundo conflicto entre ellos. ¿Buscaba Qυetzalcóatl hacer algo terrible que representaba Kυkυlka?”

A medida que exploraban más a fondo, el equipo creó estatuas extrañas que bordeaban las paredes: figuras humaoides reptilianas con rasgos realistas. Las estatuas parecían mirarlos con ojos fríos y parpadeantes, y sus posturas sugerían una carrera poderosa que gobernaba bajo Kυkυlka.

Leпa se estremeció, su voz apenas era más que un susurro. “Estas estatuas… parecen casi vivas. Es como si estuvieran esperando algo”.

Miguel intervino, igualmente perturbado. “Es como si una especie de raza humana reptiliana gobernara la Tierra bajo Kυkυlkaп. Este lugar parece más una tumba que un templo”.

Las entradas del diario de Eliapa se volvieron más frenéticas: “Las estados son espeluznantes, casi como si fueran guardianes de algún oscuro secreto. La atmósfera aquí está llena de tensión y miedo. Debemos andar con cuidado”.

A medida que se acercaba el solsticio de verano, comenzaron a ocurrir fenómenos extraños. Los animales se comportaban de forma errática, ya sea huyendo del terror o observando al equipo con una intensa actividad. Eliapa registró estos eventos en su diario: “La selva está llena de susurros y sombras. Se siente como si el bosque mismo estuviera reaccionando a nuestra presencia, como si supiera que estamos a punto de descubrir algo monumental”.

En la pelea del solsticio, el equipo se reunió alrededor del altar, con su equipo listo para documentar el evento celestial. A medida que los rayos de luz de las estrellas se filtraban a través de las altas ventanas del templo, iluminaban el altar con un brillo fascinante. De repente, el centro del altar comenzó a moverse, revelando agujeros perfectamente formados para encajar las llaves del artefacto.

Conducido por una compusión inexplicable, Elia alcanzó las llaves. Su equipo, buscando una fatalidad inminente, intentó detenerla. “¡Eliapa, espera! ¡No sabemos qué hará esto! Miguel gritó, con miedo en sus ojos.

“Créame, necesitamos ver esto hasta el final”, respondió Eliapa, con voz distante y resuelta. Con manos temblorosas, se preparó para colocar las llaves en los agujeros.