Noticia de última hora: descubierta la momia de 3,500 años del perro fiel del faraón Amenhotep.

August 30, 2024

En un descubrimiento sorprendente que ha captado la atención de arqueólogos e historiadores por igual, se ha desenterrado la momia de un perro de 3.500 años de antigüedad, que se cree que fue el querido compañero del faraón Amenhotep II. Este hallazgo inquietante y fascinante a la vez arroja nueva luz sobre la relación entre los antiguos egipcios y sus compañeros animales, ofreciendo una visión poco común de la vida de quienes vivieron hace miles de años.

Noticia de última hora: descubierta la momia de 3,500 años del perro fiel del faraón Amenhotep.

El descubrimiento

Los restos momificados del perro fueron encontrados en una cámara oculta dentro del complejo funerario del faraón Amenhotep II, uno de los gobernantes más poderosos y reverenciados del antiguo Egipto, que reinó entre 1427 y 1401 a. C. El perro, preservado con el mismo cuidado meticuloso que se brindaba a los propios faraones, fue encontrado junto a inscripciones que sugieren que era una mascota querida, posiblemente incluso considerada como un guardián sagrado en el más allá.

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Los restos del perro se conservaron en un estado de conservación notable, con el pelaje, los dientes e incluso algunos de sus órganos internos intactos, gracias a las avanzadas técnicas de momificación perfeccionadas por los antiguos egipcios. Esta conservación ha permitido a los científicos estudiar al perro en detalle, revelando su edad, dieta e incluso indicios de las dolencias que pudo haber sufrido durante su vida.

El compañero del faraón

En el antiguo Egipto, los perros solían ser vistos como símbolos de lealtad y protección, y no era raro que fueran enterrados junto a sus dueños. Sin embargo, el descubrimiento de esta momia de perro en particular es significativo porque parece haber ocupado un lugar especial en la vida del faraón Amenhotep II.

Las inscripciones encontradas cerca de la momia indican que el perro podría haber sido considerado algo más que una mascota: era un compañero venerado por el propio faraón. Las inscripciones describen al perro como un “guardián fiel”, lo que sugiere que se lo consideraba un importante protector del faraón, tanto en vida como en el más allá.

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El papel del perro como protector se ve reforzado por el hecho de que se lo enterraba con diversos amuletos y talismanes, objetos que normalmente se reservaban para quienes se creía que tenían un papel espiritual importante. Estos artefactos, junto con la cuidadosa momificación, sugieren que el perro debía acompañar al faraón en el más allá, sirviendo como guardián incluso después de la muerte.

Escalofriante pero cautivador

Aunque la idea de un perro momificado puede resultar espeluznante para la sensibilidad moderna, ofrece una perspectiva única sobre cómo los antiguos egipcios veían la muerte y el más allá. Para ellos, el más allá era una continuación de la existencia terrenal y creían que sus queridas mascotas y compañeros los acompañarían en el viaje al más allá.

Esta creencia se refleja en el cuidado que se tuvo para preservar el cuerpo del perro, asegurándose de que permanecería intacto por la eternidad. El descubrimiento también pone de relieve el profundo vínculo entre los seres humanos y los animales, una conexión que trasciende el tiempo y la cultura.

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El significado más amplio

El descubrimiento de la momia del perro del faraón Amenhotep II amplía nuestra comprensión de las prácticas funerarias del antiguo Egipto y la importancia cultural de los animales en su sociedad. También plantea preguntas intrigantes sobre el papel de los animales en la vida religiosa y espiritual de los antiguos egipcios.

Mientras los investigadores continúan estudiando la momia y sus artefactos asociados, esperan descubrir más detalles sobre la vida y la muerte de este notable perro, así como su relación con uno de los faraones más famosos de Egipto.

Conclusión

La espeluznante y fascinante momia del perro del faraón Amenhotep II, de 3.500 años de antigüedad, sirve como un conmovedor recordatorio del vínculo perdurable entre los humanos y sus compañeros animales. Este descubrimiento no solo ofrece una mirada a la vida personal de uno de los gobernantes más importantes del antiguo Egipto, sino que también enriquece nuestra comprensión de las complejas creencias y prácticas que definieron a esta notable civilización.