Un nuevo estudio con impresiones en 3D revela que el Sudario de Turín es falso
A finales de agosto de este año, unos investigadores avivaron las llamas del infierno al afirmar que un trozo de tela hallado hace 2.000 años era, en efecto, el Sudario de Turín. Ahora, esta afirmación tan controvertida ha sido refutada por un nuevo análisis que ha utilizado un software de simulación virtual. El investigador en cuestión ha demostrado que el Sudario probablemente se creó presionando una tela sobre una superficie plana o de contornos poco profundos, como un bajorrelieve o una figura tallada, en lugar de una forma humana completa, eliminando así a Jesús de Nazaret de la ecuación.
Jesús, no Cristo: ¡La ciencia al rescate!
La reciente investigación forense de Cicero Moraes ha sido publicada por Elsevier, añadiendo otra capa al prolongado debate sobre el Sudario de Turín. Moraes, especialista en reconstrucción facial forense, sostiene que si el sudario hubiera estado efectivamente envuelto alrededor de un cuerpo humano, la imagen resultante aparecería muy distorsionada debido a los contornos naturales de una forma tridimensional.
“Cuando se envuelve un objeto 3D con una tela, y ese objeto deja un patrón como manchas de sangre, estas manchas generan una estructura más robusta y más deformada en relación con la fuente. Así que, a grandes rasgos, lo que vemos como resultado de la impresión de manchas de un cuerpo humano sería una versión más hinchada y distorsionada del mismo, no una imagen que parezca una fotocopia. Un bajorrelieve, sin embargo, no haría que la imagen se deformara, dando como resultado una figura que se asemeja a una fotocopia del cuerpo”, explicó Moraes a The Telegraph.
Usando el software mencionado, demostró que una tela colocada sobre un cuerpo y luego extendida, mostraría rasgos estirados y deformados, detalles que difieren notablemente de la imagen actual del sudario.
Este hallazgo pone de relieve un concepto conocido como el “efecto de la máscara de Agamenón”, en el que una envoltura de tela produce rasgos alargados y distorsionados debido a la superficie curva de una cara o cuerpo. Según Moraes, cualquiera puede observar este efecto envolviéndose la cara con una toalla de papel pigmentada.
“Cualquier adulto cuidadoso puede probar esto en casa. Por ejemplo, pintándose la cara con un líquido pigmentado, utilizando una servilleta grande o una toalla de papel o incluso una tela, y envolviéndola alrededor de la cara. Luego, saque la tela, extiéndala sobre una superficie plana y observe la imagen resultante. Esta deformación se conoce como el efecto de la ‘máscara de Agamenón’, ya que se asemeja a ese antiguo artefacto”, explicó.
La huella resultante, al aplanarse, sería desproporcionada, con una inusual dispersión de los elementos faciales. En contraste, la imagen del Santo Sudario está comparativamente equilibrada y no muestra esta distorsión esperada. Esto contrasta con las afirmaciones cristianas anteriores, que alegan que esta era la tela real utilizada para envolver el cadáver de Cristo, después de su crucifixión.
Envuelto en misterio: orígenes turbios
El sudario ha desconcertado a los investigadores durante mucho tiempo, especialmente porque su procedencia sigue siendo incierta. Inicialmente registrado en 1354 en Francia, enfrentó escepticismo desde el principio, y el obispo de Troyes lo declaró una falsificación solo unas décadas después de su debut. La datación por radiocarbono en la década de 1980 indicó además un origen medieval, informa The Daily Mail.
Sin embargo, análisis recientes de investigadores italianos han devuelto la posibilidad de una fecha más antigua, con materiales en la tela que se alinean con los de la antigua fortaleza de Masada, lo que podría datarlo alrededor de la época de la vida de Jesús.
A pesar de esta complejidad de datación, la simulación reciente de Moraes sugiere que, independientemente de si la tela en sí es antigua o no, la imagen no podría haberse formado alrededor de un cuerpo tridimensional. Esto sugiere que su creación fue una interpretación artística medieval destinada a inspirar o evocar reverencia entre los seguidores cristianos en lugar de como un paño funerario auténtico.
“La gente generalmente se divide en dos bandos en los debates. “Por un lado, están los que piensan que se trata de un auténtico sudario de Jesucristo y, por otro, los que piensan que es una falsificación. Pero yo me inclino por otra perspectiva: que se trata de una obra de arte cristiano, que ha sabido transmitir con gran éxito el mensaje que pretendía transmitir. Me parece más bien una obra iconográfica no verbal que ha cumplido con gran éxito el propósito del mensaje religioso que contenía”, concluyó Moraes.
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